CASO DE ÉXITO

Socias de Happy Mam - Carla Vega y Brenda Otth
Socias de Happy Mam - Carla Vega y Brenda Otth

Carla Vega y Brenda Otth

Happy Mom: De emprendimiento accidental a un Ecommerce exitoso

Vende $500.000 USD al año

Vende $500.000 USD al año

Las lecciones más importantes

🌱 Abrazar la incertidumbre: El camino del emprendimiento está lleno de sorpresas y giros. La clave está en adaptarse rápido y seguir adelante, aunque no siempre sepas qué viene después.

💡 Nunca dejar de aprender: Sin importar el tipo de emprendimiento que tengas, siempre hay algo nuevo por descubrir. Aprovecha todo lo que puedas: podcasts, talleres gratis, lo que sea que te ayude a mejorar. Esa curiosidad es lo que te dará una ventaja frente al resto.

📈 Enfócate en tu cliente: Obsesiónate por conocer a tu cliente y entender sus necesidades. Si ellos están felices, tu negocio tendrá muy buenas opciones de triunfar.

💪 La perseverancia vale oro: Acá sobreviven los obstinados que no aceptan un “no” como respuesta. Es ese empuje extra el que marca la diferencia entre rendirse y lograr algo grande.

🤝 Valorar las relaciones: Tener buenos socios y aprender cómo piensan o trabajan puede hacer una diferencia enorme en tu negocio. Las relaciones sólidas no solo te apoyan en los momentos difíciles, sino que también te abren nuevas oportunidades.

Happy Mom

Happy Mom es una empresa chilena de comercio electrónico fundada por dos madres emprendedoras, Carla y Brenda. Se especializan en importar y distribuir productos innovadores para madres y bebés, incluyendo marcas como Haakaa y b.box. A pesar de los desafíos, han hecho crecer su negocio a través de la perseverancia, el aprendizaje continuo y una profunda comprensión de sus clientes.

País

Chile

Fecha de Inicio

1 de diciembre de 2019

Links

Tiempo estimado de lectura: 16 minutos

La historia de

Happy Mom

¿Quién está detrás de Happy Mom?

Soy Carla, y junto con mi amiga Brenda, somos socias de Happy Mom. Durante la universidad, trabajamos y vivimos juntas, manteniéndonos por nuestra cuenta.

Cuando terminamos la Universidad, no teníamos todo resuelto como algunos compañeros. Yo me lancé con una tienda de ropa, importaba productos de China antes de que existiera Aliexpress y Alibaba. Empecé con Amazon, buscando proveedores y usando el traductor para contactarlos. Vendía por Facebook y llegué a tener dos cuentas con mucha actividad.

Esa tienda fue nuestra tesis, porque convencí a Brenda de que la hiciéramos juntas para titularnos de una vez.

Después de eso, vendí la tienda y me fui a Nueva Zelanda. Quería mejorar mi inglés y viajar. Mucha gente me decía que estaba loca por dejar mi negocio, pero sentí que era lo que necesitaba. Allá conocí a mi marido, que es neozelandés, y me quedé un tiempo. No fue fácil adaptarme, de hecho ahora estamos de vuelta en Chile porque creo que nunca me acostumbré del todo.

Mientras tanto, Brenda siguió con sus emprendimientos acá en Chile. Yo en Nueva Zelanda tuve que volver a estudiar porque mi experiencia no valía mucho allá. Hice un diplomado en negocios internacionales y luego entré a un programa de graduados en una empresa de transporte. Ahí partí cargando camiones y en la bodega. Me costó mucho, pero esa experiencia ha sido súper valiosa.

Todo ese recorrido, con sus altos y bajos, nos ha preparado para lo que hacemos ahora. Hemos aprendido que esas cositas chicas que parecen insignificantes en el momento, a la larga suman para ser emprendedoras. No es que las cosas te pasen por suerte, es la oportunidad y la preparación que se juntan.

Ahora con Happy Mom, amamos lo que hacemos. Es como nuestra terapia y desconexión de la vida cotidiana. Cada día es un desafío nuevo donde tenemos que aprender constantemente. Un mes nos enfocamos en marketing, al otro en finanzas, y así. Es súper dinámico y eso nos encanta.

Happy Mom en Expo Bebé

Toda esa acumulación de experiencias, incluso los trabajos difíciles, nos ha hecho más flexibles para adaptarnos a los cambios constantes del emprendimiento. Yo no sabía nada de marketing al principio, pero aprendí a hacer la página web, el email marketing, los ads, todo. Brenda tampoco sabía de logística y ahora se maneja muy bien con la rotación de inventario, costos de bienes y otros indicadores de gestión.

Lo más increíble es que nuestra empresa nació de una serie de eventos desafortunados. Hace cinco años ni nos imaginábamos que estaríamos donde estamos ahora.

Pero creemos que todo lo que hemos vivido, incluso los años difíciles, nos ha traído hasta acá. Así que valoramos todo ese camino, porque nos ha hecho las emprendedoras que somos hoy.

¿Qué es Happy Mom y cómo se les ocurrió la idea?

Nosotras empezamos con Happy Mom casi de casualidad. Brenda, mi socia, tuvo gemelas prematuras en Santiago, mientras su familia estaba en Puerto Varas y su marido trabajaba prácticamente de lunes a domingo. Yo estaba en una situación parecida cuando nació mi primer hijo mientras vivía en Nueva Zelanda.

Entonces ahí estábamos las dos, solas con nuestros bebés. Yo antes de mi embarazo trabajaba en transporte, de 8:00 a 18:00. Pero sin nadie que me ayudara, era imposible seguir porque los jardines cerraban temprano, así que no pude volver a trabajar.

Estar todo el día en la casa con tu bebé es para volverse loca, aunque la ames con toda tu alma. Así que Brenda empezó a importar cosas de Estados Unidos para vender por Instagram. Saldos de fábrica y esas cosas.

Yo la estaba pasando muy mal con la lactancia y un día alguien me sugirió probar el Haakaa, ese recolector de leche que todas las mamás de mi grupo tenían.

Lo compré sin mucha fe, yo me creía inmune al marketing. ¡Pero funcionó de maravilla! Me lo puse y salió un montón de leche sin esfuerzo. Hasta ese momento todo había sido difícil, y esto era tan simple.

Le conté a la Brenda y me dijo que ni lo conocía. Resulta que no lo vendían en Sudamérica. Un día que estábamos llorando juntas por teléfono, como hacíamos seguido, le propuse traer esa marca.

Ella dudaba, creía que no nos iban a tomar en cuenta. Pero yo estaba desesperada, no podía volver a trabajar, no tenía amigos cerca, me sentía muy sola.

Así que les escribí un mail a los de Haakaa. Les conté que iba a Chile, que podía visitar tiendas, llevar muestras. Les armé un plan de negocio básico con datos de natalidad, perfil de consumidor, cantidad de nacimientos, etc.. ¡Y me dijeron que sí! Me vendieron unas 200 muestras para empezar.

Mi marido me miraba como si estuviera loca. Yo iba a viajar sola con el bebé de 7 meses, una maleta llena de recolectores y otra con mis cosas. Pero estaba decidida.

primera maleta de Happy Mom con productos Haakaa

Y justo antes de viajar, el 18 de octubre de 2019, empezó el estallido social en Chile. Todos me decían que no fuera, que era una locura. Pero yo insistí.

Llegué a Chile y fue un caos. Me quedé en un departamento en Viña del Mar que usaban para hacer barricadas. No pude ir a dejar muestras como planeaba. Solo fui a una tienda en Viña, abrí un Instagram, le puse HaakaChile y empecé a vender por ahí.

Cuando volví a Nueva Zelanda, convencí a Brenda de que nos asociáramos y trajéramos 2000 recolectores. Nuestros maridos nos miraban como locas. Armamos la empresa por videollamada en pleno estallido social ya que ninguna podía salir. Nos vimos 5 minutos en el aeropuerto cuando yo me iba, para pasarle las muestras que me quedaban.

Ahí empezaron los problemas. El gerente general de Haakaa me llamó enojado porque habíamos usado el nombre de la marca sin permiso para el instagram (ouch!).

Tuvimos que borrar todo y no sabíamos qué hacer, hasta que el esposo de una amiga nos sugirió crear nuestra propia marca. Así podríamos tener una tienda y vender lo que quisiéramos. ‘No sé, ponle Happy Mom, o algo así’, nos dijo, y así nació Happy Mom jaja, casi por accidente.

No sabíamos nada de e-commerce, pensábamos vender solo al por mayor. Pero las circunstancias nos llevaron a abrir nuestra propia tienda. Invertimos todos nuestros ahorros en esos 2000 recolectores. Era plata que teníamos guardada para el tiempo que estaríamos sin trabajar a cargo de nuestros bebés.

Productos Haakaa en Chile

¿Y qué pasó? Los recolectores llegaron a Chile el 16 de marzo de 2020, justo antes del confinamiento por la pandemia. Nuestro timing no podía ser peor. Pero así arrancamos, en medio del caos total. Sin saber nada, aprendiendo sobre la marcha, pero con todas las ganas del mundo.

¿Cómo armaron lo que tienen hoy?

Empezamos con un plan de negocio bastante básico. Yo me encargué de todas las compras, armar el sitio web, manejar las redes sociales y el servicio al cliente. Mi socia se ocupaba de recibir la mercadería en la casa y despachar los pedidos.

Aprendimos muchísimo escuchando podcasts sobre emprendimiento y consejos de empresarios. De ahí sacamos algunas de las mejores lecciones, y todo gratis. La verdad es que no teníamos tiempo para sentarnos a hacer cursos formales, pero sí podíamos escuchar podcasts mientras hacíamos otras cosas, como llevar a los niños al colegio o hacer tareas domésticas.

Nos inspiró mucho una emprendedora australiana que escuchamos en un podcast. Ella había empezado una marca de pañales de tela hace unos 20 años, y contó que su estrategia fue enfocarse 100% en su cliente objetivo. Sólo después de crear la necesidad en ese nicho específico, llegó a expandirse al por mayor.

Eso nos enseñó que primero hay que satisfacer completamente las necesidades de un solo tipo de cliente, y luego los demás llegarán por añadidura.

Así que eso fue lo que hicimos. Nos enfocamos totalmente en nuestro cliente target, que eran las mamás que necesitaban recolectar leche y hacer un banco de leche. Nos dedicamos a crear la necesidad en ellas a través de las redes sociales, con el valioso apoyo de las consejeras de lactancia que nos ayudaron a dar a conocer el producto.

Mientras tanto, Brenda seguía contactando tiendas para ofrecerles nuestros productos, pero en ese momento de incertidumbre por la pandemia, nadie nos tomaba en cuenta. Nos cerraban las puertas en la cara, no nos contestaban... Parecía que era el fin del mundo.

Pero enfocarnos en la venta online resultó ser una tremenda oportunidad, porque justo el 2020 y 2021 fueron los mejores años para el e-commerce. Nosotros ya teníamos armada nuestra tienda virtual cuando todas las demás empresas recién estaban tratando de hacer la transición a la venta digital.

Para aprender sobre e-commerce, nos metimos a varios workshops gratuitos de Shopify. Yo seguí todos los pasos y me puse a estudiar por mi cuenta, escuchando muchos podcasts en inglés, porque me di cuenta que los consejos que daban ahí llegaban a Latinoamérica como seis meses o un año después.

Así fue como aprendí a hacer una página web desde cero, sin tener nada de experiencia previa. También aprendimos a manejar redes sociales, sacando provecho de cursos muy baratos. Brenda hizo un curso de fotografía para aprender a sacar buenas fotos de los productos, y otro de cómo crear contenido. Más de USD $10 no gastábamos en ningún curso.

Primera versión del sitio de Happy Mom


Ecommerce actual de Happy Mom

Luego, decidí estudiar un postgrado en información y tecnología con mención en marketing digital, lo que me ayudó a aprender a programar y entender algoritmos, aunque fue más técnico de lo que esperaba.

Siempre hemos aprendido lo que necesitamos, buscando lo más económico. El postgrado fue la inversión más cara, pero valió la pena. Ahora puedo ajustar el código de nuestra página para mejorarla y me resulta más fácil comunicarme con los soportes técnicos cuando hay problemas.

Con respecto a las marcas que manejamos, nosotras empezamos con Haakaa en 2020 y nos fue muy bien. Crecimos un 340% en nuestras ventas hasta 2021, fue una locura. Al principio, solo queríamos mantenernos activas laboralmente mientras generábamos un ingreso para nuestros gastos, nunca pensamos que esto se volvería nuestro trabajo al 100%. Pero se fueron presentando las oportunidades y las tomamos.

Si no fuera por todos los “no” en Chile y afuera, el primer rechazo nos habría hecho rendirnos. Pero esas experiencias nos dieron la fuerza para seguir, y todo el esfuerzo ha valido la pena.

Empezamos vendiendo solamente a cliente final y cuando empezamos a hacer ruido, también comenzamos a vender a mayoristas. Para nuestra estrategia de precios, estudiamos la competencia, que era poca en ese momento y consideramos un dólar más alto de lo que está en el mercado para protegernos de las fluctuaciones.

En pandemia, si había que protegerse un 20%, nosotras le pusimos un 150% porque no sabíamos para dónde iba la cosa. Y es más fácil bajar los precios que subirlos.

Cuando nos fue tan bien el segundo año y crecimos un bastante, notamos más exigencias de la marca y la dependencia que teníamos de Haakaa. Ahí recordé haber escuchado en mis estudios que la inversión siempre tiene que estar diversificada, no puedes tener todos los huevos en una sola canasta.

Así que empezamos a buscar otra marca igual de sólida que Haakaa, que invirtiera en investigación y desarrollo de nuevos productos, porque las marcas que no lo hacen, mueren. Queríamos una marca con visión de crecimiento a largo plazo, no solo un producto que funcione hoy y sea incierto en cinco años.

Teníamos que apalancarnos con otra marca y extender el lifetime value del cliente para aprovechar todos esas personas que ya les gustaba Haakaa.

El CLV (Customer Lifetime Value) es el valor total que un cliente genera para una empresa a lo largo de toda su relación. Esta métrica permite estimar los ingresos que un cliente promedio aporta durante su ciclo de vida, ayudando a las empresas a entender su verdadero valor a largo plazo. Además, es clave para decidir cuánto invertir de manera rentable en su adquisición y retención.

Hay varias formas de calcularlo, pero te dejamos una fórmula básica de CLV:

CLV = Valor promedio de compra × Frecuencia de compra × Duración del cliente

  • Valor promedio de compra: El ingreso promedio que un cliente genera en cada compra.

  • Frecuencia de compra: El número de veces que el cliente compra en un periodo determinado (por ejemplo, al año).

  • Duración del cliente: El tiempo promedio que un cliente permanece activo (en años o meses).

Así fue como llegamos a b.box, que ya la tenía en la mira hace rato pero antes no tenían el mix de producto que me hacía sentido. Ese año lanzaron la línea de loncheras, que ahora es nuestro producto estrella.

Entonces los contacté, pero esta vez ya tenía la experiencia de la primera vez. Sabía que las dueñas eran “marketeras”, así que tenía que enfocar mi estrategia en marketing. Había estado estudiando mucho sobre el tema, y sentía que la oportunidad y la preparación se alineaban para poder comunicarme con ellas de la mejor manera.

Con b.box fue un plan de marketing a 3 años, con números mucho más detallados porque están en un proceso de expansión mundial que se están tomando muy en serio. Sabía cómo enfocar la propuesta porque había estudiado a fondo la empresa, más allá de sus productos. La estrategia dio resultado: les gustó el proyecto y logramos cerrar con la marca 😎.

Cuando llegamos con las loncheras, nadie más las estaba vendiendo acá. El concepto lonchera yo ya lo veía fuerte en el mercado inglés pero no tanto en Chile, así que no nos costó nada entrar. Siempre evaluamos la competencia alternativa, sustitutos, precios. Hay que entender siempre el mercado.

Algo que me sirvió mucho fue entender la importancia de las relaciones personales en los negocios. Entendiendo la cultura de donde proviene la persona, vas a poder hacer negocios con ella. Cuando entendí eso me cambió un montón el chip para aprender a tratar a los proveedores con los que trabajamos ahora.

¿Qué han hecho para conseguir más clientes en este tiempo?

Siempre nos hemos enfocado en el cliente target, creando contenido en redes sociales que resuene con la comunidad a la que queremos llegar. Es Imprescindible adecuar el producto a las necesidades locales, que la gente lo pueda ver en una casa, un parque o una mamá del país donde se está vendiendo.

No sirve mostrar videos hermosos que parecen de película, porque la gente no se conecta con eso. Hay que mostrarle a una mamá local cómo este producto soluciona un problema, así es mucho más fácil llegar al cliente final.

¿Por qué el contenido de Happy Mom funciona tan bien? 🤔

  • Muestran situaciones reales donde el producto es útil y explican claramente cómo usarlos conectando con el público.

  • Las fundadoras de la marca también son clientas felices, se nota que sus productos les encantan.

  • El contenido es auténtico, cercano y muy casual, lo que hace que resuene aún más.

  • Explica en detalle los productos y comparten tips sencillos sobre cómo cuidar, limpiar y almacenarlos.


    Happy Mom Instagram

En el área de clientes mayoristas, Brenda ha hecho un trabajo increíble. Sabe comunicarse muy bien, pedir contactos y es muy buena para buscar soluciones. Nuestra llegada a los clientes mayoristas ha sido 100% trabajo y perseverancia de Brenda. Hablarle a todo el mundo, preguntar a la amiga de la amiga hasta conseguir un correo, escribirle a esa persona e insistir mil veces y estar siempre disponible para los clientes.

Al principio trabajábamos de lunes a domingo sin sueldo, a toda hora. Yo respondía mensajes a las 4 de la mañana. Esos fueron los primeros años.

Ahora tenemos ayuda, pero haber hecho todo ese trabajo nosotras mismas nos permite entender mejor dónde puede estar teniendo problemas nuestro equipo y buscar mejores soluciones en conjunto.

En términos de distribución, tenemos presencia en los principales marketplaces de Chile y vendemos en varias tiendas especializadas en productos infantiles. Llegamos a estar en como 150 tiendas en Chile en algún momento.

Este año (2024) ha sido difícil especialmente para tiendas de nuestro tamaño. Hemos visto tiendas cerrar o bajar su demanda porque tienen demasiado stock.

Carla con Shu Ting Zhang, creadora de Haakaa

Carla con Shu Ting Zhang, creadora de Haakaa

¿Qué consejos darías sobre la importación de productos?

El tema de importación no es difícil si tienes un buen partner logístico que te apoye y te acompañe en el camino. Lo importante es encontrar un agente de cuentas que tenga la paciencia de explicarte lo que necesitas y lo que no, especialmente cuando uno recién está empezando y no sabe mucho.

Como emprendedores necesitamos encontrar partners reales, empresas que realmente quieran ser un apoyo para nuestro negocio, que te expliquen y acompañen.

Si tus proveedores no te están destinando tiempo porque tu volumen de negocio es pequeño, o no se dan el trabajo de explicarte bien las cosas, entonces no son un buen partner.

Una vez que tienes el partner logístico correcto, importar se vuelve algo monotemático. Siempre es lo mismo, todas las importaciones son iguales, tienes que mandar los mismos documentos en las mismas etapas del proceso.

Yo recomiendo Klog, tienen un excelente equipo, una súper buena plataforma donde puedes ver el estado de tus envíos, responden rápido y de la mejor manera. Están siempre dispuestos a explicarte todo y te tratan muy bien. Eso es súper importante, porque uno paga por un servicio y tienen que dártelo, si no, mejor buscar otro lugar.

Y siempre hay que tener claro que lo barato sale caro al final. Así que busquen un buen partner logístico y verán que importar no es tan difícil.

¿Qué recomendación clave nos darías en el área de ecommerce?

Nuestra recomendación clave en el área de ecommerce es aprovechar al máximo todos los recursos gratuitos que están disponibles.

Exceptuando nuestros estudios formales, nunca hemos pagado por cursos adicionales, salvo quizá alguno de USD $10 en Domestika. Fuera de eso, hemos realizado todas las capacitaciones y certificaciones gratuitas que ofrecen plataformas como Shopify y Klaviyo.

Otra cosa muy importante es meterse en todos los foros, leer todas las preguntas, porque siempre alguien más ya ha tenido la misma duda que tú. Lo que hacemos es ponerlo en Google, y encontramos que alguien ya hizo esa pregunta en un foro o que alguien ya hizo un video explicando paso a paso cómo se hace.

Creemos firmemente que preguntar es clave para aprender y siempre hay alguien dispuesto a ayudarte. Así que nuestro consejo es no tener miedo a preguntar, a buscar ayuda, a recurrir a los amigos o a quien sea, porque alguien siempre te va a echar una mano y te va a orientar.

El mundo del ecommerce a veces puede parecer abrumador, pero que está lleno de oportunidades para los que se atreven a aprovechar todos los recursos disponibles.

¿Cómo afrontaron las áreas donde no eran expertos?

Primero, aprendiendo a hacer las cosas nosotros mismos, preguntándole a amigos y contratando servicios cuando los hemos necesitado. Por ejemplo, hemos trabajado con contadores y abogados freelance.

Cuando se trata de problemas técnicos, me puse a estudiar yo misma. También tenemos al marido de Brenda que es ingeniero informático y nos ayudó muchísimo.

También estudiamos cuando podemos, sobre todo temas que vamos a necesitar en el día a día. También usamos mucho software de apoyo.

Externalizamos la logística porque tener bodega y oficina propia estaba fuera de nuestro control. Ahora trabajamos con E-Darkstore y estamos muy contentos porque el servicio es bueno y hemos aumentado las ventas.

Creemos que es fundamental entender primero cómo funcionan las áreas antes de externalizarlas. Por ejemplo, yo hice los Anuncios digitales de Google y Facebook los primeros tres años antes de contratar a alguien.

Ahora pago porque no tengo tiempo para estar constantemente estudiando sobre ads, prefiero priorizar otras cosas para que la empresa funcione.

Al final, cuando pagas por un servicio no pagas solo por el tiempo que esa persona dedica a tu proyecto, sino por todo el conocimiento y experiencia que tiene detrás. Cuando entiendes el valor de eso, pagas con más ganas aunque sea caro. Y eso solo lo aprendes si intentaste hacerlo tú primero.

¿Necesitaron financiamiento para comenzar?

Sí, partimos con los ahorros de nuestra familia, ese colchón financiero que teníamos para ese tiempo que íbamos a estar sin trabajar y cuidando a los niños. Pues recurrimos a esos ahorros y lo gastamos todos.

No fue una gran inversión, pero nuestros maridos creyeron en nosotras, aunque para ser sincera, estaban muertos de miedo. Era una situación de: 'Mira, estoy al borde del colapso, necesito trabajar, no puedo salir de la casa y esta es la única oportunidad que tengo'. Fue casi un tema de supervivencia, de reinventarnos. Y bueno, nos lanzamos y funcionó.

¿Cómo va el negocio actualmente?

La verdad es que este año ha sido difícil para el negocio. Hemos tenido que reinventarnos y estar más presentes en las redes sociales, aunque no nos guste mucho la exposición. A pesar de todo, esperamos llegar a los 500 mil dólares en ventas este año, que sería nuestro quinto año.

También vendemos productos de otros distribuidores locales en nuestra tienda. No generamos mucho margen por ello, pero nos ayuda a aumentar el ticket promedio de venta. La idea es empezar a concentrarnos en ser un mercado y potenciar lo que ya tenemos, ya que conocemos a más gente y tenemos un sistema de entregas y almacenamiento que está funcionando muy bien.

A pesar de las dificultades, seguimos creciendo en comparación al año anterior, aunque solo un 10% este año. Hemos visto muchas tiendas cerrar, por lo que estamos contentas de poder seguir trabajando en esto y de que podamos seguir pensando en un próximo año.

¿Qué desafío importante se encontraron en el camino y cómo lo solucionaron?

Nuestro gran desafío es compatibilizar la vida cotidiana con ser emprendedoras, sobre todo siendo mamás. Ser emprendedora demanda mucho tiempo en cosas que la gente no ve. Cuando estás en casa con niños chicos, parece que no haces nada de trabajo y que todo tu tiempo es para ellos y las tareas del hogar.

Esa es nuestra batalla constante. Siempre decimos que si tuviéramos más tiempo para trabajar, quizás llevaríamos el negocio mucho más lejos.

Creamos el negocio para tener flexibilidad con nuestros hijos, sus cosas del colegio y el día a día, pero es súper difícil separar cuándo empieza y termina el día laboral.

Al final terminamos trabajando de lunes a domingo, queramos o no. Y siempre sentimos que no hacemos lo suficiente ni como mamás ni como emprendedoras. Ese es para nosotras el problema más grande de todos.

Carla compatibilizando vida cotidiana con emprendimiento

¿Qué le recomendarían a alguien que está partiendo su emprendimiento?

El consejo más importante que podemos dar es nunca rendirse y no aceptar un NO por respuesta. Suena cliché, pero es la pura verdad. Cuando estás empezando, te vas a encontrar con muchos obstáculos y rechazos, pero tienes que seguir insistiendo.

Algo que nos parece súper valioso es relacionarte con otros emprendedores que sean honestos sobre cómo les está yendo.

Todo el mundo quiere contar la historia de perfección, de que les está yendo increíble, pero esa no es la realidad de la mayoría.

En nuestro caso, hemos ido lento pero seguro, y creemos que es mejor así. Nuestra primera meta siempre fue llegar a los cinco años, porque sabíamos que ese era un periodo crítico para las pymes. En febrero cumplimos cinco años, así que alcanzamos nuestra primera meta y eso nos tiene contentísimas.

Otro punto clave es ser flexible y estar dispuesto a ajustar tu estrategia. Si algo no está funcionando, cámbialo. Reinvéntate constantemente. Nosotras, por ejemplo, cuando empezamos con productos para lactantes, jamás nos imaginamos que terminaríamos vendiendo loncheras. Y aquí estamos, con un negocio de loncheras que va viento en popa.

Ahora, algo que consideramos primordial, sobre todo si quieres contactar a otras marcas o empresas, es estudiarlas a fondo. Y no hablamos solo de mirar su página web o dónde están ubicados. No, tienes que estudiar el trasfondo de la empresa, su política, sus valores, su misión, su visión. Esas cosas que a veces uno cree que son pura palabrería, son en realidad el corazón de la marca.

Es imprescindible investigar qué es lo que mueve a esa marca, por qué tienen esos valores. Estudia a los fundadores, a los creadores de los productos. Mira cómo trabajan como empresa. Revisa su perfil de LinkedIn, lo que comparten ahí.

No te quedes solo con lo que ves en redes sociales, porque ahí solo vas a ver el producto que te están tratando de vender. Si quieres aprender de su cultura organizacional, tienes que ir más allá.

Una anécdota: cuando busqué trabajo en una empresa de logística, estudié al dueño de la empresa, hasta me leí su libro. Claro, él no iba a tener decisión directa en la contratación, pero sus valores pasan al resto de la empresa y afectan a quienes contratan.
En la entrevista, les hablé de la visión a 100 años de la empresa y sus valores. El gerente quedó impresionado, me dijo que nunca un postulante había hablado de eso.

Y lo mismo aplica si eres una agencia buscando clientes. Si llegas a una reunión y solo preguntas "cuénteme quiénes son", probablemente no te contraten. Pero si llegas diciendo "Vi que hace cinco años hicieron esto y aquello, me interesó mucho esto otro...", ya tienes medio camino ganado. Muestras que realmente te interesa su empresa, y eso hace que tu contraparte sienta que lo que está haciendo le importa a alguien.

¿Qué herramientas, servicios o software son indispensables para su día a día?

En Happy Mom, nuestro día a día depende mucho de WhatsApp. No tenemos tiempo para sentarnos a tener reuniones formales, así que todo va por mensajes de audio. Brenda y yo llevamos casi cinco años funcionando así, son como nuestras juntas de accionistas improvisadas.

Shopify es fundamental para nosotras y no nos cambiaríamos jamás. Sus herramientas son increíbles, nos facilitan mucho el trabajo. Luego está Klaviyo, que también amamos. Empezamos con ellos desde el principio y nos reporta al menos el 20% de nuestras ventas en la tienda B2C. Además, ofrecen muchas herramientas y talleres gratuitos. Cuando tengo tiempo, hago todos los cursos y certificaciones que puedo.

Para el control de inventario y la gestión de boletas y facturas, usamos Bsale. Y para conectar BSale con Shopify, utilizamos Loading Play. Esto hace que todo se genere automáticamente, lo cual nos ahorra muchísimo tiempo.

Canva es prácticamente nuestra diseñadora. La versión Pro es barata y, como emprendedoras, siempre intentamos destinar los recursos de manera que gastemos lo menos posible para obtener los mejores resultados. Canva y CapCut, en sus versiones pro, son casi como parte de nuestro equipo.

Ahora que trabajamos con E-Darkstore, aunque no es barato, nos da acceso a todas sus plataformas y software de control de inventario. Nosotras solas no tendríamos presupuesto para lograr ese nivel de eficiencia y conexión. Si a ellos les falla una línea de despacho, tienen cinco o seis más porque trabajan con 150 marcas. Mucha gente te diría que no gastes dinero en eso, que abras tu propia oficina y tal, pero creemos que a cada negocio le funcionan cosas diferentes.

Al final, es como la maternidad. Te pueden dar 20.000 consejos, pero todos los niños son distintos, todas las mamás son distintas y todas las dinámicas familiares son diferentes. Hay que escuchar todos los consejos, absorber todo lo que se pueda, pero quedarse con lo que a uno le sirve y se adapta a su realidad.

Hay que tomar lo que te ayuda a que tu negocio funcione mejor y quedarte con eso. Es cuestión de ir probando y ver qué es lo que mejor se ajusta a tus necesidades y a tu forma de trabajar.

¿Recomendarían algún libro, perfil de redes sociales o sitio web que les haya ayudado a crecer?

Nos encanta leer, aunque no tenemos mucho tiempo para hacerlo. Recomendamos leer "Lean In" de Sheryl Sandberg, la ex COO de Facebook. Es un libro muy motivador para mujeres empresarias y emprendedoras que trabajan fuera de casa. A veces, como mujer, uno empieza a cuestionarse si vale la pena trabajar y ser madre al mismo tiempo, porque los niños se vuelven tu mundo. Pero llega un momento en que ese mundo empieza a tener su propio mundo, y ahí es cuando te preguntas qué te queda a ti. En esos momentos difíciles de empujar por una carrera y la maternidad, encontramos que este libro es increíble.

En cuanto a podcasts, escuchamos mucho "Negocios del Futuro" de Julián Larrea y los contenidos de "Haciéndola".