CASO DE ÉXITO

Dueño de Cuchillos indómito
Dueño de Cuchillos indómito

José Sepúlveda

Cuchillos Indómito: Cómo la personalización eleva el valor de la artesanía

Fabrican 1.300 cuchillos artesanales al año

Fabrican 1.300 cuchillos artesanales al año

Las lecciones más importantes

🛠️ El toque personal importa: Cuando le pones tu esencia a cada producto, la gente lo nota y lo valora. No es solo lo que vendes, es la historia, la emoción y la conexión. Eso es lo que la gente está dispuesta a pagar.

🔄 Reinvertir con cabeza: Es tentador disfrutar de las ganancias, pero reinvertirlas en tu negocio es la forma de construir algo más grande y mejor. Es una apuesta a futuro que vale la pena.

📱 Las redes sociales son tu vitrina: Instagram y TikTok no son solo apps; son lugares donde tu marca cobra vida. Los contenidos que más conectan son los sinceros, los que muestran quién eres y aportan algo. La autenticidad siempre gana.

🔍 Conoce el terreno: Antes de lanzarte, tómate un momento para entender lo que hay. No tiene que ser un análisis de mercado muy elaborado; solo hazte una idea de lo que está pasando. Te ahorrará dolores de cabeza más adelante.

💡 No dejes de reinventarte: Mantén la curiosidad viva y sigue creando. La innovación es lo que hará que tu marca siga siendo interesante y relevante.

🌍 Paso a paso: Recomendamos crecer despacio y con cabeza para no comprometer la calidad. Muchos negocios han muerto por un crecimiento que se va de las manos.

Cuchillos Indómito

Cuchillos Indómito es una empresa familiar chilena dedicada a la fabricación artesanal de cuchillos personalizados de alta calidad. Fundada por José Sepúlveda, combina técnicas tradicionales con innovación, utilizando materiales únicos como madera de araucaria y piedra volcánica. Su enfoque en la personalización y el valor emocional los distingue en el mercado.

País

Chile

Fecha de Inicio

29 de enero de 2018

Links

Tiempo estimado de lectura: 12 minutos

La historia de

Cuchillos Indómito

¿Quién está detrás de Cuchillos Indómito?

Soy José Sepúlveda, el creador de Cuchillos Indómito. Nos dedicamos a la artesanía de cuchillos, pero antes de esto, trabajé toda mi vida en ventas en empresas de nivel nacional. Mi último cargo fue como jefe de ventas norte en una empresa de gas licuado.

Alrededor de 2018, cuando tenía 50 años, decidí jubilarme para vivir una vida más tranquila junto a mi esposa. Mis hijos ya estaban grandes y el menor estaba terminando la universidad. Tenía mi casa propia, sin deudas, así que estaba buscando algo que hacer para vivir más relajado. En ese momento, tenía una distribuidora de artículos de importación que no estaba funcionando muy bien.


¿Qué es Cuchillos Indómito y cómo se les ocurrió la idea?

Todo comenzó cuando quería hacerle un regalo a mi cuñado que vive en Alemania. Me enteré que le gustaban mucho los cuchillos, así que se me ocurrió la idea de hacer uno yo mismo. Contacté a un maestro cuchillero que seguía en Facebook, un tipo muy amable que me invitó a su taller en la cordillera para enseñarme. Fue una experiencia increíble, aprendí viendo cómo trabajaba, con una atención al detalle impresionante. Hicimos un cuchillo en una tarde, yo llevé todos los materiales y él me guió en el proceso.

Después de ese primer cuchillo, me entusiasmé y seguí haciendo más para regalar a familiares y amigos en ocasiones especiales. Yo seguía con mi negocio de antes, pero los fines de semana me ponía a hacer un par de cuchillos, como un hobby.

Luego, se me presentó una oportunidad clave. Había un evento de parrillas organizado por Álvaro Molina, un parrillero conocido de la zona. Él publicó que podía tener expositores, así que lo llamé, le conté que hacía cuchillos y le mostré fotos. Le gustaron y me invitó al evento. Llevé seis cuchillos sin logo, y vendí cuatro de los seis, fue un éxito rotundo. Me volví con buena plata en el bolsillo y la sensación de que esto podía convertirse en un buen negocio.

Para la marca, elegí el nombre "Indómito" porque siento que refleja perfectamente la identidad y el espíritu de nuestra región, la Araucanía Chilena, con su pueblo ancestral guerrero. Siendo nacido y criado acá, siento un profundo orgullo por mis raíces mestizas y quiero darle un valor agregado a eso a través de mis cuchillos.

Empecé a promocionarlos en redes sociales, en grupos de Facebook de coleccionistas de cuchillos en Chile que tenían miles de miembros. La respuesta fue increíble. Y así, una cosa fue llevando a la otra. Como dijo Séneca, la suerte es el encuentro entre la oportunidad y la preparación. Yo estaba preparado para aprovechar las oportunidades que se me fueron presentando. Y así, paso a paso, nació Cuchillos Indómito, un proyecto que me apasiona y que busca homenajear la fuerza y el espíritu indomable de nuestra tierra.

¿Cómo armaron lo que tienen hoy?

Cuando partimos con este negocio, no teníamos más que un taladro y un esmeril. No arrendamos un local ni nos metimos en gastos fijos que nos obligaran a mantenernos haciendo esto. Comenzamos trabajando desde la casa, sin costos adicionales.

Lo primero fue hacer un buen análisis de mercado sobre los cuchillos en Chile: quiénes los fabrican, qué tipos de cuchillos se hacen acá, cuáles son las posibilidades de crecimiento del rubro, qué problemas tienen los cuchillos chilenos, y revisar bien las oportunidades, capacidad de desarrollo y estrategias de comunicación. Este análisis nos mostró que si queríamos vivir de esto, siendo un trabajo artesanal con capacidad limitada de producción, el valor de nuestros cuchillos tenía que ser bastante mayor al promedio de esa época, que andaba por los 40 a 50 mil pesos chilenos (US$42-53). Para lograr eso, teníamos que encontrar formas de agregarle valor a nuestro producto.

Nos dimos cuenta de que la mayoría de los artesanos ofrecían modelos estandarizados. Nosotros, en cambio, le decíamos a los clientes: "Hacemos el cuchillo que usted quiera". Nuestro valor agregado fue hacer cuchillos personalizados y a medida fabricándolos con el nombre del cliente grabado. La idea era crear un cuchillo que lo acompañe toda su vida, que después hereden sus hijos y nietos, y que almacene todos esos lindos recuerdos de asados y comidad familiares.

Para hacerlos aún más especiales, empezamos a usar maderas especiales como picoyo de araucaria milenaria, piedra volcánica, astas de ciervo (luego del desprendimiento natural) y diseños exclusivos como la cruz andina que nació colaborando con un cliente.

Todo esto nos permitió subir el precio promedio a unos 120 mil pesos chilenos (US$130). Así el negocio se volvió sustentable, nos alcanzaba para vivir bien dedicándonos 100% a esto.

Cuando empezamos a ganar dinero, en vez de gastarlo, lo reinvertimos para comprar más materiales, acero, maderas, herramientas. Porque en este negocio, mientras más materiales tengas, más valor tiene tu capital y se fortalece tu negocio.

Hoy somos un equipo de 5 personas, hemos desarrollado más de 200 modelos de cuchillos y tenemos un catálogo activo de unos 60. Recién ampliamos el taller a 65 mt2 para poder desarrollar nuevos proyectos, como un plan para reciclar los cuchillos especiales que desecha la industria salmonera y refabricarlos con nuestros diseños. Cuando uno se va haciendo más conocido y el mercado te ve exitoso, se abren muchas más oportunidades. Eso genera una potencia enorme para seguir creciendo.

Pero más allá de nuestro propio negocio, queremos impulsar la cuchillería chilena en general. Con otro herrero del sur formamos una productora para organizar la primera Feria Nacional de Cuchillería, que congregó a 25 artesanos chilenos que hacen trabajos espectaculares. Y armamos el primer torneo nacional de herrería, una competencia al estilo "desafío sobre fuego" donde los participantes forjan un cuchillo en vivo y se lo disputan con pruebas de fuerza y filo. La idea es seguir haciendo esto todos los años e ir profesionalizando cada vez más el rubro.

Siento que llegó la hora de rescatar los oficios manuales. Con todo el tema de la automatización, van a sobrar los trabajos de oficina. ¿Pero un robot va a poder hacer un cuchillo a mano, con sus terminaciones únicas, su historia? No. El valor de las cosas hechas a mano, con pasión, dedicación y cariño, ese tiempo de trabajo invertido, eso no lo reemplaza ninguna máquina. Un cuchillo personalizado se demora sus buenos tres días en fabricarse. Pero son esas horas de amor por el oficio las que le dan su valor real. Esa es nuestra apuesta.

¿Cómo consiguieron sus primeros clientes?

Conseguimos nuestros primeros clientes a través de un grupo de Facebook especializado en cuchillos. El administrador del grupo, un reconocido coleccionista llamado René Jung, fue quien nos dio la primera oportunidad.

Me preocupé de conocerlo bien. Vi en sus redes que vivía en el norte pero tenía raíces en el sur, y que su apellido era alemán, algo con lo que se identificaba mucho. Entonces, al cuchillo que me compró le agregué un tenedor alemán que decía "Solingen", la ciudad donde se hacen los mejores cuchillos. Lo puse en una caja hecha con tejuelas de alerces recicladas del sur. Y al tenedor le agregué una moneda de 10 pesos con el símbolo de la libertad. Todos detalles con los que él se podía identificar.

Cuando le llegó, hizo una publicación muy entusiasta, diciendo que yo era un maestro de los cuchillos, aunque en realidad recién estaba empezando. Eso fue a inicios de 2018. A los tres meses de esa publicación, pasé de tener dos pedidos, a tener 10 cuchillos encargados para la siguiente semana. Tuve que dejar de lado mi otro trabajo y dedicarme 100% a esto.

Desde ese momento hasta ahora, siempre he tenido pedidos por adelantado, algo que es bastante atípico en cualquier tipo de negocio. Ahora, para no sobrecargarnos y poder desarrollar otros proyectos, lo que hacemos es agendar los pedidos cada 3 meses.

Otra cosa que nos distingue es que nosotros le vendemos directo al cliente final, sin pasar por intermediarios. Así nos aseguramos que el cliente no tenga que pagar de más por el producto, y que nosotros recibamos lo justo por nuestro trabajo. Porque en esto no se trata sólo de las horas que le dedicas, sino de encontrar la manera de sumarle valor a lo que uno hace. Por ejemplo, puedes hacer una tabla para picar de $10.000 pesos o una de $60.000. El desafío es desarrollar cómo transformar tu producto de uno de $10.000 a uno de $60.000.

¿Qué han hecho para conseguir más clientes en este tiempo?

En el 2019 habíamos agendado seis meses para adelante porque todavía no habíamos aprendido a controlar la agenda. Abrimos un Instagram subiendo videos mostrando los cuchillos, algo que era muy novedoso en el mercado artesano chileno.

Como siempre trabajé en ventas y estudié las técnicas, para mí es natural ponerme frente a la cámara y hacer el video de venta. Se produce una cercanía con el cliente.

Hicimos agenda en julio para los meses siguientes y ese mismo día 1 de julio se completaron los cupos como a las 5 de la tarde. Estimamos que un tercio de los clientes interesados quedó dentro de la agenda y dos tercios quedó fuera. La demanda siempre ha superado nuestra oferta.

Luego diseñamos un cuchillo con el reconocido chef Álvaro Barrientos, que mostró el cuchillo y la marca en sus canales. Teníamos 3000 seguidores y saltamos a 10.000 de inmediato. Hoy con Instagram, subo un video y al otro día ya lo vieron 30, 40, 50 mil personas o más. La red social es nuestra gran herramienta para vender.

Otros puntos importantes son pedir ayuda y contactarse con gente que te puede ayudar. Álvaro Molina se transformó en un embajador nuestro, siempre mostraba nuestros cuchillos en su programa de televisión local.

En Estados Unidos el valor de la mano de obra está más valorado, un cuchillo así vale US$400 dólares allá. Hemos mandado a Canadá también a alguien que los revendía. Nuestros cuchillos de 120 mil pesos son mucho más baratos que lo que consigues allá por el triple del precio.

Es un mercado en el que podríamos entrar más fuerte, pero también estamos limitados acá con lo que podemos hacer. Hay que sopesar dónde realmente quieres y puedes entrar.

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¿Por qué le va tan bien al contenido de Cuchillos Indómito?

  • Es un contenido muy auténtico y relacionable.

  • José tiene un carisma muy especial y es un "cuenta cuentos" por naturaleza.

  • Te explica en detalle como hizo el producto y la historia que hay detrás de su producción, lo que genera curiosidad en el público.

  • Sus videos son parte del producto que vende, ya que se lo envía al cliente junto con el cuchillo.


¿Cómo afrontaron las áreas donde no eran expertos?

La parte financiera nunca ha sido muy compleja porque siempre nos hemos controlado con los gastos. Por ejemplo, la gente nos paga la mitad del cuchillo inmediatamente. Tomamos ese capital y con eso compramos todos los insumos, además de máquinas o lo que tenga que ver con el taller como sueldos de la gente y el pago de las leyes sociales.

Tenemos una persona que nos lleva la contabilidad, eso hay que delegarlo sí o sí. Se encarga de pagar los impuestos, las leyes sociales, y de cualquier tema con el Servicio de impuestos internos.

Respecto al marketing, como nuestras ventas siempre son mayores a la oferta, nunca estamos buscando cómo vender más. Pero ahora, por ejemplo, la nueva página web busca mejorar la calidad del servicio, que el cliente pueda entrar y revisar el stock de cuchillos, especialmente con la nueva línea verde indómito, que son los cuchillos con reciclaje.

Cuando vas a emprender y dirigir un negocio, es como un motor entero, con motor de arranque y todas las piezas para que funcione. Cuando eres empleado, eres sólo un engranaje en la empresa, pero cuando te conviertes en el que dirige un negocio, tienes que hacer el motor entero y no tienes todas esas habilidades. Así que hay que buscar ayuda, ver cómo lo hacen otros, aprender. Porque artesanos pueden haber muy buenos que hagan excelentes cuchillos, pero si no tienes la capacidad para vender ese producto, para administrar esa plata, para manejar el tema legal, todas tus habilidades no sirven de nada y el negocio muere.

Entonces, cuando quieres desarrollar algo, como en mi caso que tuve una vida en el área comercial, lo que mejor se hace es vender. Yo vendo súper bien y eso significó que el producto se potenciara mucho.

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¿Necesitaron financiamiento para comenzar?

Nosotros partimos literalmente de cero. Yo tenía mi negocio previo, así que algo de dinero propio tenía, y con eso me compré un par de máquinas para empezar, pero nada profesional realmente. Pasó más de un año para que pudiéramos comprar algo de verdad, una máquina lijadora industrial que nos diera un buen terminado.

En todo este tiempo, hemos tenido dos apoyos claves que nos han permitido crecer. El primero fue del gobierno regional, que nos permitió comprar una grabadora láser. Antes de eso, nosotros grabábamos los cuchillos con ácido nítrico. Eran como dos horas extras de trabajo por cada cuchillo. Así que ese proyecto regional de CLP$5.000.000 (US$5.300) para comprar la grabadora láser y el computador que la maneja, fue un salto enorme para nosotros.

Y lo otro fue un curso que hicimos, de una semana, donde le enseñamos a 20 personas a hacer su propio cuchillo desde cero. Fueron 7 días intensos, 3 de nosotros enseñando el proceso completo. Y eso nos significó un ingreso de CLP$14.500.000, que también ha sido clave para lograr varias de las cosas que hemos hecho después.

¿Y sabes qué fue lo más increíble? El nivel de los cuchillos que salieron de ese curso, con aplicaciones de plata, con unos diseños y terminaciones increíbles, un pulido perfecto. Nos voló la cabeza, y nos mostró el potencial enorme que tenemos como región para esto de la cuchillería artesanal.

¿Cómo va el negocio actualmente?

Este mes facturamos unos $9.000.000 de pesos chilenos (US$ 9.500), un peak para nosotros que esperamos mantener con todos los proyectos que vienen. Pero siempre hemos estado limitados por nuestra capacidad de producción. La demanda supera lo que podemos fabricar. Para crecer necesitamos más espacio y más personas, sin perder la calidad y la personalización.

Trabajamos los cinco de la familia, mis tres hijos, mi esposa y yo, además de dos personas que ya llevan unos meses con nosotros. También tenemos un aprendiz, ya que el espacio actual no nos permite tener más gente.

Pero hay que tener cuidado al crecer, porque a veces uno invierte para expandirse y eso te puede dejar débil, sin plata para materiales o para pagarle a tu gente. Hay que crecer de forma controlada, dentro de lo que uno puede.

Yo tengo la suerte de que mi hija dejó la universidad para dedicarse a esto y desarrolló grandes habilidades. Ella se encarga de la terminación, el armado final, el control de calidad, de que cada pieza quede perfecta. Eso es clave, porque delegar la fabricación no es fácil. Estoy muy contento de tenerla en el equipo.

Nuestra forma de meterle valor a los cuchillos es vincularlos con recuerdos y emociones de los clientes. Por ejemplo, hacer un cuchillo con la escofina que usaba el papá, o con la tijera de podar que compartía con sus hijos. Esos detalles los transforman en piezas únicas e invaluables, que la gente no vendería por ningún dinero.

La gente valora que fabriquemos todo aquí en Chile, generando puestos de trabajo locales. Alguien podría simplemente importar cuchillos bonitos de China, ponerles una marca y venderlos acá con un gran margen, pero eso no aporta al país. Nuestros clientes aprecian el trabajo hecho acá.

Hoy despachamos a todo Chile y también a países como Estados Unidos, Colombia y México. Los hispanos en el extranjero encuentran nuestros videos en TikTok e Instagram y nos piden los cuchillos.

Tenemos muchos planes a futuro, como la línea de reciclaje de cuchillos y el lanzamiento de una navaja multi-herramienta en septiembre. También vamos a ampliar el taller para poder fabricar más. Y en verano ofreceremos cursos donde la gente podrá venir a hacer su propio cuchillo en un fin de semana. Eso le da un gran valor sentimental a la pieza.

¿Qué desafío importante se encontraron en el camino y cómo lo solucionaron?

Probablemente el mayor desafío que nos enfrentamos en ese periodo fue cuando me detectaron un cáncer gástrico. Fui a hacerme un chequeo de rutina porque tenía gastritis crónica hace 15 años. Primero me dijeron que era nivel 4, como para cuidados paliativos en casa, pero después resultó ser nivel 3. Tuve que pasar por quimioterapia, me sacaron el estómago completo y seguí con más quimio. Fue como un año en ese proceso.

La cosa es que yo ya tenía la agenda llena de pedidos. Así que seguía haciendo mis videos para cumplir con el trabajo, aunque estuviera hinchado y pelado por el tratamiento.

Mis hijos estaban en la universidad en ese tiempo, pero mi hija Loreto me vio complicado de salud y trabajando hasta tarde en el taller. Entonces ella empezó a ayudarme, incluso dejó sus estudios y me dijo que se iba a dedicar a los cuchillos igual que yo, que eso iba a ser su vida.

Todos mis hijos terminaron ayudándome para poder salir adelante. Mis sobrinos también se sumaron porque el tema de los cuchillos les parecía atractivo. Fue súper difícil, tenía que cumplir con los pedidos y me retrasé, pero tuve el apoyo de la familia. Eso sí, delegar el trabajo de fabricar los cuchillos no es fácil porque hay que desarrollar las habilidades. Yo creo que cualquiera puede lograr hacer cuchillos como los nuestros, todo está en la práctica. Vas haciendo y mejorando hasta lograr un cuchillo con buen pulido, líneas y acabados. Como dicen, la práctica hace al maestro, y así funciona la cosa.

¿Qué le recomendarían a alguien que está partiendo su emprendimiento?

Que empiece con lo que tiene y que todo lo que vaya ganando lo reinvierta en su negocio, en más materiales y herramientas para seguir creciendo. No gastarse las utilidades sino que ocuparlas en cosas que vayan sumando a tu empresa y la ayuden a crecer.

Y si necesitas contratar gente que trabaje contigo, asegúrate de pagarles un sueldo justo. Dale un trabajo que le dé valor a la persona y págale acorde a eso, para que trabaje contento y se ponga la camiseta por el negocio.

Otra cosa importante es que aproveches las redes sociales. Los videos en redes son una herramienta súper atractiva para transmitir tu mensaje, pero tienes que hacerlo de una forma entretenida, que enganche a la gente, no tan directo como "¡cómprame esto!". Tienes que generar la necesidad en la persona de una manera más sutil e implícita.

Ahora, mucho influencer te habla de hacer plata rápido, de acumular, pero para mí eso no tiene valor. Un negocio se construye en base a las personas, a darle dignidad al equipo que trabaja contigo, a sentir que estás haciendo un aporte. Cuando uno está al borde de la muerte se da cuenta que ser rico no es realmente importante, sino que construir algo con un propósito más allá de juntar plata.

A mí me pasó que tuve varios emprendimientos antes que no resultaron por distintos motivos. Pero ahora con Cuchillos Indómito he aplicado todo lo aprendido. Aprendí que hay que reinvertir, sacar siempre proyectos nuevos, innovar constantemente.

Hacemos cosas que nadie más hace, como pulido espejo, modelos personalizados, reciclaje de cuchillos, cortaplumas numeradas. Siempre estamos desarrollando y mirando hacia adelante, porque así el emprendimiento puede extenderse y quedar posicionado para las próximas generaciones.

También es importante ir ayudando a otros emprendedores en el camino, transmitirles lo aprendido sin miedo a que te vayan a superar. Porque el que quiera llegar a donde tú estás va a tener que recorrer el mismo camino, entonces uno les explica los pasos que ha dado para que ellos también innoven y crezcan.

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